martes, 20 de octubre de 2009

El Elfo y el Dragón Gris


Desde el mundo más perfecto y armonioso entre arbustos, pequeñas luces fosforecentes y coloridas aves; lugar donde se percibe los más intesos aromas a flores y aire fresco, yace el verdadero elixir de la vida, donde los años pasan como dias, la iluminación tanto como la muerte de los animales y vegetación es cosa de cada momento, y lo supremo se mantiene vigente eternidades; los motivos se vuelven razones, la piedad no existe ya que se vuelve inecesaria la violencia, un viaje largo se queda corto ante la pasividad de sus caminos, las noches aun sin la precencia de ninguna de sus dos lunas no es sinónimo de obscuridad siniestra sino de un motivo más para mantener abiertos los ojos; mas no por algún tipo de temor o prevención, es más, tiene un ápice de placer, el verdadero significado de descanso ocular, sin necesidad de mantenerte en un somnoliento estado.

Los elfos, únicos supremos de alquel paraíso Illigardia, seres perfectos, despojados de desepciones, creadores de temores jamás abstraídos, y felicidad no relativa sino general; a pesar de vivir mil años no tienen pasado, peor aun futuro; de ojos blancos con pequeños vasos inyectados de sangre; capaces de ver sobre lo evidente, aunque tal don no deja de tener sentido; ya que sin frustraciones no sirve de nada llevar un paso adelante que nadie. Lo mas característico es su piel transparete; la cual, a traves de ella es posible apreciar el funcionamiento de su organizado sistema de fluidos vitales, siempre funcionales, libres de cualquier enfermedad.

Que amerita tanta paz; lo único que puede llevarse a cabo sin importar el tiempo después del cosmos es el mismo caos, cualquiera que sea su manera de presentarse; no es un momento memorable, no existe ninguna manera de plasmar memorias; sin embargo, si hay algo que puede ser imposible olvidar es la obscuridad en el sol, tanto como la muerte abrupta y arrebatada de un elfo. Sin importar cuantos hayan existido o cuantos se hayan disgregado como luz en la eternidad, ni cuanto haya sido el tiempo de vida de los mismos, solo importaba el cambio de temeratura de su cálida sangre a una fría quietud y por último el abismal suspiro de agonía rozando el borde de las plateadas costas del sueño eterno.

Tendido en el pasto respiraba con dificultad un nuevo infeliz, poco le quedaba a su pulmón izquierdo, a pesar de tener solo una tajante herida, era inevitable lo que iba a pasar, su focos carecían de luz, y no tenía siquiera un poco de fuerza para levantar su vista a quién produjo tan letal corte en su cuerpo, no es posible llenar de adrenalina las venas si no se tiene suficiente aire para recrear el odio a tu agresor. Sin embargo el verdugo aun con sus garras abiertas se posa sobre él para observar, 'es fácil morir si no te ármas de rencor', dijo, 'también es fácil vivir muerto y decaer sin agonía tus últimos minutos de vida' respondió el agonizante elfo, el silencio cubrió desde el superior de sus cuernos hasta las empapadas garras que dieron lugar al hecho, 'No necesito probar la razón de mi muerte, ni la forma en que voy a perecer, este no es más que otro camino de paz'...

Ante los ojos del confundido dragón murió el elfo, a sabiendas que su agresor era el único que lo podía curar.

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